El 4 de julio de 2011, las oficinas de la Administración de Control de Drogas son bombardeadas por desconocidos. La Subdirectora Shane Dickson recluta a Ben McCall, junto con la agente del FBI Kimberly Evans y el agente de la DEA Eddie Guerra para localizar a los culpables. Ella les informa del fallecido Patrick Stone, que estaba investigando el cártel hasta su muerte en el atentado. También se les encarga proteger a la única hija de Stone, Jessica. Kim revela que el cártel ha estado comprando programación de nivel militar de una fuente desconocida. Durante la historia, cada personaje interfiere ilegalmente con la investigación por diversas razones.